Creación y desarrollo de la imagen corporativa de Virginia Labuat (ahora Virginia Maestro) para sus giras, además del diseño de carteles y diversas piezas promocionales, con el objetivo de conectar visualmente con su audiencia.
Para empezar, la creación de la imagen corporativa parte del universo sonoro de la artista: un cruce elegante entre el blues, el folk americano, el jazz clásico, el pop melódico, el country y la música de los años 50. Inspirado en la estética de esa época, el logotipo mantiene una esencia vintage y sofisticada, pero con una ejecución contemporánea y sobria.
El resultado es un diseño coherente y atemporal, que transmite fuerza desde la sencillez. Un logotipo que respira al ritmo de su música y proyecta con claridad quién es ella: una voz propia, con raíces profundas y una mirada puesta en el presente.
Para el cierre de gira se diseñó una cartelería con un enfoque más impactante y actual. La imagen apuesta por una paleta de colores más vibrante que la utilizada en los primeros conciertos (que puedes ver más abajo), buscando captar la atención y subrayar el carácter especial de estas últimas fechas.
Aun así, se mantuvieron la estructura base y la jerarquía visual definidas desde el inicio del tour, asegurando coherencia con la identidad general de la gira. Reforzando así la personalidad de la artista y marcando un cierre visualmente potente.
Además de cartelería offline también se desarrollaron piezas digitales para comunicar el calendario de conciertos de la artista y así poder llegar al espectador a través de todo tipo de canales.
A mitad de la gira la artista giró sola con su guitarra ofreciendo un ciclo de conciertos más íntimo, y el diseño gráfico acompañó esa atmósfera recogida y emocional. Se mantuvo la estructura visual definida para la gira, pero adaptándola a una estética más nocturna y sugerente.
En este caso, el logo de la cantautora y el nombre de cada sala se realzaron aplicando un tratamiento con efecto neón, evocando la estética de los clubes de jazz y la música en vivo de mediados del siglo XX. Las fotografías, tratadas en blanco y negro, refuerzan la conexión visual con esa época, generando una imagen coherente e integrada.
El diseño de los primeros conciertos marcó la estética principal de la gira: una identidad retro inspirada en los años 50, con colores pastel, tipografías vintage y ornamentos clásicos. Las fotos en blanco y negro reforzaban ese aire nostálgico, evocando la elegancia de los carteles de la época dorada del jazz y el pop melódico.
La línea gráfica principal se aplicó en distintos formatos y soportes, creando un universo visual coherente y fiel a la identidad de la artista.
Diseñados para ciclos con otros artistas, estos últimos carteles mantienen el aire retro de la línea principal, pero exploran un enfoque más potente y vibrante. Colores llamativos y juegos tipográficos aportan personalidad propia a cada pieza, sin perder la esencia visual de la gira.